Desde el sábado último, miembros de las fuerzas armadas sudanesas se han enfrentado a civiles armados en el estado de Warrap, en el centro del país. Las hostilidades son producto de la decisión del presidente sudanés, Salva Kiir, de llevar adelante una operación de desarme en todo Sudán del Sur a fin de evitar conflictos intercomunitarios. El problema que surge es que hay quienes desconfían del Gobierno e insisten en conservar sus armas como herramienta de protección personal.
De acuerdo con lo anunciado por el vocero del Ejército, Lul Ruai Kong, las cifras ascienden a 82 civiles y 45 soldados fallecidos. Por su parte, la Red de Acción sobre Armas Pequeñas de Sudán del Sur (SSANSA, en inglés) asegura que no se trata de la primera operación de desarme. Asimismo, miembros de la organización de la sociedad civil afirman que no existen planes de protección para los civiles involucrados en el programa del Gobierno, quienes en consecuencia se vuelven presa fácil para criminales procedentes de comunidades vecinas.
Entre 2013 y 2018 Sudán del Sur fue asolado por una guerra civil que acabó con la vida de 400.000 personas y dejó un saldo de 4.3 millones de desplazados. A pesar de la firma del acuerdo de paz en 2018 y la instauración de un gobierno de unidad nacional, la violencia continúa. Principalmente, se registran enfrentamientos entre comunidades por la tierra y el ganado. En este sentido, no existe una autoridad estatal facultada para mediar en la resolución de los conflictos intercomunitarios, lo que empeora aún más el escenario hacia adelante.
Mientras, la situación humanitaria en el país es alarmante. A la inseguridad alimentaria se suman la pandemia de coronavirus que ha penetrado en los campos de desplazados internos y la amenaza de que la plaga de langostas que afecta al cuerno de África alcance los campos de Sudán del Sur. En este contexto, las agencias de Naciones Unidas, la misión internacional de paz y las organizaciones no gubernamentales tienen dificultades para llevar a cabo su labor. De momento, ni siquiera es posible hacer efectivo el embargo de armas impuesto por la ONU.