En los últimos años, la agitación política en Hong Kong ha ido en aumento. Tras la puesta en pausa de las manifestaciones que supuso la pandemia de COVID-19, en los últimos días, los ciudadanos del territorio autónomo han vuelto a las calles. En particular, el objeto de las protestas ha sido una nueva ley de Seguridad Nacional impulsada desde Pekín y aceptada por el gobierno local. Anoche, el Secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, informó que emitió un comunicado al Congreso estableciendo que a partir de este momento, el Departamento de Estado de Estados Unidos considera que Hong Kong ya no es efectivamente autónomo.
Es a partir de dicho comunicado que se inicia un proceso político al interior de Estados Unidos que puede derivar en la imposición de sanciones con la que había amenazado la Casa Blanca días antes de que la situación en Asia se enturbiara aún más. Las decisiones tomadas en Washington fueron en paralelo a la sesión parlamentaria en Hong Kong del día de ayer, donde la agenda se centró en un proyecto de ley que castigará la falta de respeto hacia el himno nacional chino. Asimismo, el anunció fue realizado teniendo en cuenta las informaciones que pautan para el día de hoy la aprobación de la ley de Seguridad Nacional china para el territorio de Hong Kong.
Las manifestaciones que reúnen a los más diversos grupos de ciudadanos se centran en mensajes contra China. Principalmente, consideran que los proyectos de ley en cuestión ponen en jaque al régimen de libertades que Pekín está obligado a garantizar hasta el año 2047 según lo estipulado por China y el Reino Unido bajo el principio de “un país, dos sistemas” enmarcado en el pacto que marcó el regreso de la antigua colonia a soberanía china, en 1997.
En cuanto a las sanciones, es de esperar que la administración Trump extienda los aranceles que actualmente gravan a los productos chinos también a los productos exportados desde Hong Kong. Además de Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido se han mostrado preocupados por el impacto que las nuevas normas puedan llegar a tener a nivel internacional. Por otro lado, el Gobierno de Xi Jinping ha minimizado los efectos políticos de la implementación de las mismas y ha asegurado que si Estados Unidos impone represalias, China actuará en consecuencia.