Un tribunal turco dictó sentencia contra 333 militares y cuatro civiles. Todos ellos fueron condenados a cadena perpetua por su participación en el intento de golpe de Estado de julio de 2016. Entre los condenados se incluyen generales de brigada, coroneles y pilotos que perpetraron los bombardeos contra el Parlamento, el Palacio Presidencial y varios cuarteles policiales.
En total, el número de acusados ascendía a 475, de los cuales solo 70 fueron absueltos. Los 405 restantes recibieron castigos de distinto grado por su colaboración en el golpe. Particularmente, el proceso judicial ha puesto el foco en la sublevación por parte de los miembros de la base militar de Akinci, en las afueras de Ankara. Según la investigación, la base fue utilizada como centro de operaciones para dirigir el golpe.
En cuanto a los civiles, se trata de cuatro individuos acusados de dirigir las operaciones de los militares declarados en rebeldía en la base de la Fuerza Aérea de Akinci. La justicia los ha considerado “imanes” del golpe influenciados por la organización político-religiosa del predicador islamista Fethullah Gülen.
Cuando el presidente Recep Tayyip Erdogan llegó al poder como primer ministro en 2003, Gülen integraba la alianza que lo había apoyado. La relación entre ambos, apoyada en su islamismo, volvió más fácil el proceso de depuración de oponentes en el Poder Judicial y las Fuerzas Armadas. No obstante, en 2013 ambos se enfrentaron en la carrera por la presidencia. Las diferencias surgidas como consecuencia de la victoria de Erdogan llevaron a la declaración del grupo dirigido por Gülen como organización terrorista.
El fallido golpe de 2016 permitió a Ankara transformar el sistema parlamentario turco en uno presidencialista, reuniendo aún más poder en la figura de Erdogan. Con el poder centralizado, el presidente ha llevado adelante una serie de purgas en la administración pública para deshacerse de cualquier oponente al Gobierno. En este sentido, más de medio millón de personas han sido sometidas a investigación y al menos la mitad de ellas han sido despedidas.