En los últimos días, un nuevo foco de tensión ha alertado a la OTAN en Europa. El Gobierno de Kosovo prohibió los documentos y matrículas serbios adoptando una medida que implicaba su sustitución obligatoria por acreditaciones kosovares desde este lunes. La indignación en la minoría serbiokosovar derivó en el bloqueo de rutas en el territorio de Kosovo. El recalentamiento de la situación puso en alerta a la Alianza atlántica, que cuenta con fuerzas de seguridad desplegadas en la región. Además, la organización publicó un comunicado en el que afirma su voluntad de intervenir para preservar la estabilidad en la zona.
Kosovo fue el epicentro del último conflicto bélico que culminó con la desintegración de Yugoslavia en la década de los noventa. Los bombardeos de la OTAN sobre Belgrado dieron el golpe final que detuvo la guerra. Una vez firmado el acuerdo de paz en 1999, la alianza de cooperación en materia de defensa que reúne a los principales países de Occidente desplegó tropas en el terreno. Su presencia en territorio kosovar está respaldada por una resolución de las Naciones Unidas y busca mediar en la convivencia entre las comunidades albanesa y serbiokosovar.
Estas fuerzas, denominadas KFOR, actualmente monitorean el desarrollo de la situación en el norte de Kosovo. En esta zona que limita con Serbia, las tensiones se han mantenido latentes desde mediados de junio. Fue en ese momento que el Gobierno de Pristina anunció que a partir del 1 de agosto dejaría de reconocerse la validez de los documentos serbios. El argumento del gobierno kosovar es que Belgrado tampoco reconoce los documentos expedidos por la administración que hoy encabeza Albin Kurti.
En anticipación a la entrada en vigor de la medida, los ciudadanos serbios establecieron bloqueos y barricadas en algunas de las principales carreteras de Kosovo durante el fin de semana. El último domingo, la policía local desplegó patrullas en las rutas de acceso a la ciudad de Mitrovica. A su vez, los helicópteros de la KFOR montaron un esquema de vigilancia sobre el norte de Kosovo, mayormente poblado por ciudadanos serbios.
Ante las alertas de la OTAN, la comunidad internacional se movilizó para evitar una escalada. Se destacan los contactos de autoridades estadounidenses y europeas. Por caso, Josep Borrell instó al primer ministro Kurti a suspender la implementación de la medida durante 30 días. Además, el jefe de la diplomacia europea invitó al mandatario kosovar y a su par serbio para reunirse en Bruselas durante el transcurso de este mes. Kurti habría aceptado a condición de que se levanten todos los bloqueos. Cabe destacar que aunque la Unión Europea ha auspiciado la reanudación del diálogo entre ambas partes desde 2013, los avances para superar cuestiones pendientes han sido escasos.