Australia, Nueva Zelanda y Japón se plantaron ante la decisión de Donald Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico. Sus autoridades afirmaron que se trata de una actitud “decepcionante” por parte de Estados Unidos, pero que el acuerdo “es un espacio importante, un espacio que debemos seguir procurando”.
Sin embargo, analistas sostienen que el acuerdo debería ser revisado, ya que al no participar la mayor potencia pierde mucho de su sentido original y será difícil mantenerlo. Argumentan que es poco viable fortalecer la zona de comercio, porque será inevitable intentar entablar relaciones comerciales con Estados Unidos, y ahí será difícil actuar como bloque.
En esta línea, el gobierno chileno ya anunció que sin Estados Unidos el convenio no tiene mucho sentido. Mantienen la intención de trabajar con el resto de los países, pero bajo otro formato. El canciller chileno Heraldo Muñoz afirmó que “podría pensarse en un escenario distinto, con un TPP sin Estados Unidos, pero ya no sería el TPP, sería algo distinto, pero eso debe ser conversado con nuestros socios”.
La nota más importante la dio Australia, sugiriendo la posible inclusión de China para mantener a salvo y fuerte el TPP. Sin dudas sería una inclusión sumamente relevante, en varios aspectos. Primero, el comercial, por el volumen de comercio que maneja China. Luego, también sería un gran reconocimiento a China como economía de mercado, algo que en la OMC muchos discuten. Finalmente, daría a China la posibilidad de ocupar otro lugar vacío que deja el Estados Unidos de Trump en el tablero de la geopolítica mundial.
Trump actuó y disparó el debate y los problemas para los socios del TPP, una de las banderas de Obama en materia de política comercial. La pregunta es si efectivamente el presidente estadounidense está midiendo todas las consecuencias de sus decisiones comerciales. Si el proteccionismo redunda en mayor protagonismo internacional de China y Rusia sin dudas la elite dirigente local se lo cuestionará.
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