El canciller de Rusia, Sergei Lavrov, estaría planificando una visita a América latina, en el marco de una acción internacional que aporte reputación al Kremlin. Los países a visitar serían Cuba y Venezuela, dos aliados históricos que no tendrán problema en recibirlo. Pero a estos dos se suman Brasil, México y Argentina. Para los gobiernos de estos tres países, recibir a Lavrov o no será motivo de mucha discusión interna.
En el caso de Brasil, Lula ha decidido mantenerse neutral respecto de la guerra. Se posicionó como un líder de consenso que busca que se alcance un acuerdo de paz lo antes posible. Además, acaba de ser recibido por Joe Biden en la Casa Blanca. Para Argentina, su necesaria vinculación permanente con Estados Unidos, por los problemas de deuda externa, hacen que cualquier nacionalismo antiamericano quede relegado. Sin embargo, la afinidad con Rusia es palpable. La provisión de las vacunas Sputnik en plena pandemia siempre será motivo de agradecimiento con el Kremlin. Por último, el caso de México es de más fácil resolución. Es impensado imaginar a un López Obrador teniendo un gesto de política exterior que irrite a su gran vecino del norte, con quien hoy mantiene una relación muy estrecha.
Sergei Lavrov es un funcionario clave en la estructura de Vladimir Putin, más en tiempos de guerra. Él es quien aseguró que Rusia está dispuesto a sellar la paz, siempre y cuando Ucrania reconozca la pertenencia a Rusia de las regiones del Donetsk, Lugansk y Crimea, entre otras. Las afirmaciones de Lavrov siempre fueron tomadas por la comunidad internacional como una provocación.
El correr de las semanas mostrará cuán astutos serán estos líderes de América latina para rechazar o aceptar la visita de Lavrov minimizando los costos asociados a la decisión.