2017 no fue un año sencillo para Europa. La confirmación del Brexit (con la salida proyectada de Gran Bretaña para marzo de 2019), los distintos amagues de la derecha dura por alzarse con porciones de poder en países como Francia y Países Bajos, y la flamante tormenta que atraviesa la locomotora de la UE, Alemania, con su líder Ángela Merkel imposibilitada de formar gobierno, son apenas algunos de los cimbronazos que el bloque vivió durante este año. Sin embargo, y a pesar de esto, la economía le sonríe y la última estimación de crecimiento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) así lo confirma: el bloque crecerá más del 2,4% este año, superando la última estimación presentada en junio.
La demanda interna es indicada por la OCDE como el mayor pilar de este crecimiento del PBI. El informe también destaca que condiciones de financiamiento muy auspiciosas han contribuido a disparar el consumo privado. Otro punto a destacar es que el crecimiento viene siendo parejo en toda la Eurozona, con las particularidades de cada caso, pero poniendo de manifiesto que se avanza de manera consolidada como bloque económico.
Con respecto al mercado laboral, la OCDE señala que el nivel de empleo continúa subiendo, incluso alcanzando valores anteriores a la gran crisis de 2008-2009, con un dato relevante: los salarios no se han disparado, y aquí apuntan como factores principales una baja expectativa de inflación para los próximos tiempos y un bajo crecimiento de la productividad.
Sin embargo, el informe también menciona algunos aspectos negativos vinculados al futuro. El crecimiento potencial del bloque, con estos niveles de inversión, continúa achicándose desde la crisis de la década pasada. El PBI estimado para 2018 ya sería de 2,1% y en 2019 se ubicaría incluso por debajo del 2%.
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