La autoproclamada presidente de Bolivia, Jeanine Añez, finalmente dio el paso que no debía dar, pero que no era descabellado que diera. A pesar de que, al asumir, en noviembre del año pasado, afirmó que su gobierno era de transición y que convocaría a elecciones de las que no participaría, en las últimas horas anunció que será la candidata de la alianza que encabezará su partido, el Movimiento Demócrata Social.
La decisión de Añez podría hacer colapsar la frágil cohesión de la oposición a Evo Morales, ya que tanto Carlos Mesa como Luis Fernando Camacho, los dos referentes opositores, cuestionaron su decisión y aseguraron que no se aliarán con la actual mandataria. Asimismo, la decisión produjo éxodos en el gabinete de Añez: al menos dos ministros renunciaron por considerar que Añez falló a la promesa que le había hecho al pueblo boliviano.
El gran ganador de esta movida puede ser Evo Morales, que sigue en Argentina, y su partido MAS. Desde el espacio aseguraron que esta decisión de Añez “deja en evidencia que en Bolivia se produjo un golpe de Estado”.