Desde este lunes, comienza en Austria la gestión de Gobierno de la alianza ultraderechista entre el conservador Partido Popular (ÖVP), representados por el ahora primer ministro Sebastian Kurz, y los nacionalistas del Partido de la Libertad (FPÖ), que han colocado a Heinz Christian Strache como vicecanciller.
Se trata de un gran avance de los partidos que enarbolan las banderas del nacionalismo antieuropeísta y antiinmigratorio que cada vez avanza más en Europa. En este contexto, varios países del Este –como Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia- se enfrentaron abiertamente a Alemania y Francia, quienes les solicitaban mayor recepción de refugiados.
Por otro lado, los nuevos líderes austríacos revivieron una vieja disputa con Italia, al anunciar que darían el pasaporte a los tiroleses de la minoría alemana en el Alto Adige italiano -que suman el 70 por ciento-. Esta entrega de un “pasaporte étnico” fue condenada por Roma, que imputó a los austríacos de lanzar “un puñetazo de hierro etno-nacionalista”.
Italia teme, sobre todo, la escisión de los sudtiroleses (llamados “altoatesinos” y que cuentan con gran autonomía), lo que renueva una vieja disputa heredada del final de la Primera Guerra Mundial, en 1918, cuando los italianos derrotaron a los austríacos, aliados de Alemania, y declararon recuperados los territorios históricos donde reside esta población.
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