El gobierno comunista de Xi Jinping logró que Carrie Lam fuera elegida al frente del gobierno de Hong Kong, la región administrativa especial de la República Popular China.
Hong Kong tiene un particular sistema de voto calificado, en el que un comité de casi 1200 personas, entre grupos empresariales y profesionales y asociaciones sindicales, políticas y religiosas, elige al jefe del ejecutivo. La influencia de Pekin en dicho comité es muy marcada, y la consagración de Lam así lo confirma.
De esta manera China logra que Hong Kong, la región capitalista de la China comunista, se mantenga afín al liderazgo político de Xi Jinping.