La última tanda de sanciones impuesta por la ONU a Corea del Norte por el permanente desarrollo de su plan nuclear y balístico puso a China en un delicado lugar. Sin embargo, el gobierno de Xi Jinping no esquivó la responsabilidad y apoyó sin condicionamientos lo aprobado por sus socios en el Consejo de Seguridad.
Sucede que China es el principal receptor de las exportaciones norcoreanas, por lo que las sanciones, que apuntan impedir la importación de materias primas exportadas por Pyongyang, lo ponen en el lugar de verdugo del régimen de Kim Jong-un. Si bien el líder norcoreano responsabiliza a Estados Unidos por este nuevo paquete de medidas, lo cierto es que será China el encargado de hacerle sentir el máximo rigor.
China, en palabras de su ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, eligió “proteger el sistema internacional y regional, así como la paz y la estabilidad”, por lo que se comprometió a implementar a rajatabla las sanciones impuestas, aunque sin perder la esperanza de pronto tener una conversación con el régimen norcoreano que contribuya a estabilizar la región.