Por Damián Szvalb / @DamianSz
Emmanuel Macron logró lo que necesitaba para quedar a un paso de convertirse, el 7 de mayo, en el próximo presidente de Francia: definirá la segunda vuelta contra Marine Le Pen. Esto le permitirá sumar por todos lados para frenar a la extrema derecha. Además del miedo a Le Pen, Macron tiene un perfil que lo ayudará a captar votos por derecha e izquierda: durante la campaña se paró bien en el centro para no quedar pegado a la debacle de los grandes partidos tradicionales. De esta manera, logró atraer a varios de sus históricos votantes desencantados que veían derrumbarse a los socialistas y conservadores: los primeros por su incapacidad de dar respuestas desde el gobierno a las demandas sociales, y los segundos por los escándalos de corrupción de su candidato, Francois Fillon. Sin demorarse, Hollande, Fillon y Hamon, el candidato socialista, ya activaron la coalición republicana explicitando su apoyo a Macron. Melenchon, de la izquierda más dura, todavía no se pronunció.
Le Pen tiene una tarea muy difícil. Seguramente insistirá en su discurso anti Europa y, sobre todo, anti establishment. Tendrá enfrente justamente a todos los partidos tradicionales que gobernaron Francia los últimos 60 años: una gran oportunidad para responsabilizarlos de los fracasos en materia económica y social que generan un creciente rechazo. También de cómo se “sometieron” a Bruselas. Quizás ahí rescaté algo de lo que dejó Melenchon. No parece que le pueda alcanzar. Macron trabajó su perfil para aparecer como un “outsider” de la política tradicional que él viene a refrescar. Le Pen deberá en estas dos semanas tratar de derrumbar esa imagen. Le recordará seguramente su paso por el desprestigiado gobierno de Hollande como ministro de Economía. Además, Le Pen tiene la carta del miedo al terrorismo. Francia vive bajo alerta máxima desde hace dos años y cualquier recrudecimiento de esa amenaza puede beneficiarla. No sería la primera vez que un hecho terrorista influya decididamente en una elección.
Por su parte, Europa ya respira aliviada. A pesar de haber hecho una excelente elección, Jean Luc Melenchon no llegó al ballotage. Con eso, Europa evitó el peor escenario: una segunda vuelta entre Le Pen y Melenchon, dos candidatos anti europeos. De todos modos hay un dato que debería ser tenido muy en cuenta. El voto anti Bruselas superó el 40 por ciento (Le Pen + Melenchon). Si bien los votantes de Melenchon no van a acompañar las políticas racistas y anti inmigración de Le Pen, su descontento con el establishment de Bruselas está latente y puede consolidarse en las legislativas de junio. También es posible que muchos de ellos no vayan a votar el próximo 7 de mayo. Por eso Macron, durante la campaña y si finalmente se convierte en presidente, deberá hacer muchos esfuerzos para volver a enamorar a esos votantes con los valores europeos: le servirá para ganar el ballotage y para gobernar.