Estados Unidos sospecha, aunque no tiene pruebas concluyentes, que Rusia intervino el lugar donde el gobierno sirio habría perpetrado el ataque químico del último sábado 7 para eliminar evidencias y complicar la investigación internacional a cargo de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
Rusia, por su parte, negó rotundamente estas acusaciones. A través de su ministro de Relaciones Exteriores, hizo saber al mundo que «Rusia no ha alterado el lugar».
Lo que subyace a esta discusión es el justificativo al ataque aliado del último sábado. El objetivo de Rusia es dejar expuestos a Trump, a Theresa May y a Emmanuel Macron, dejando en claro que el ataque químico que sirvió como disparador de la acción aliada, no fue tal. Por su parte, Estados Unidos busca cubrirse por si las investigaciones no son contundentes sobre la existencia de material químico en el ataque: en ese caso, será porque Rusia se adelantó y eliminó las evidencias.
Con información de: RT / Europa Press.