A pesar del rechazo de la mayoría de los países de la región, de la OEA, de Estados Unidos y de la Unión Europea, Nicolás Maduro asumió su segundo mandato de seis como presidente de Venezuela.
Cuestionado por la ilegitimidad de la elección que lo proclamó vencedor, Maduro se mostró desafiante ante la comunidad internacional y juró como nuevo presidente ante el Tribunal Supremo de Justicia, órgano alineado al oficialismo.
Buena parte de su discurso inaugural estuvo centrado en la situación internacional del país. Al respecto, Maduro aseguró estar dispuesto a «discutir con agenda abierta todos los temas que haya que discutir, cara a cara” en una cumbre con los mandatarios de la región.
Venezuela se encuentra inmersa en una gravísima crisis institucional, económica y social, que está al tope de la agenda en materia de política internacional.