Pedro Pablo Kuczynski no escapó a la suerte de los últimos presidentes peruanos y terminó renunciando, también salpicado por escándalos de corrupción. Kuczynski decidió no enfrentar una nueva moción de destitución promovida por el Congreso ante la aparición de nuevas pruebas de su vinculación con Odebrecht, y dejó la presidencia en manos del hasta ayer vicepresidente primero, Martín Vizcarra.
En diciembre último sus vínculos con Odebrecht lo habían llevado a enfrentar una primera moción destituyente, que logró sortear con éxito tras el acuerdo con la opositora Fuerza Popular para liberar a Alberto Fujimori. Sin embargo, la difusión de varios audios por parte de Fuerza Popular en los que cinco de sus legisladores fueron tentados con obras a cambio de votos para sostener al expresidente terminó con los días de Kuczynski al frente del gobierno.
Un nuevo embate opositor, pero ya sin la carta negociadora de Fujimori, fue mucho para Kuczynski. Ahora Vizcarra deberá tomar las riendas del país que, a pesar de la gravísima crisis política, se mantiene con un impulso económico envidiable para la región.
Con información de: La República (Perú) / El Mundo.