A tan solo dos semanas de las elecciones del 9 de abril Israel podría volver a entrar en guerra contra un viejo enemigo: Hamas. Gran parte del arco político Israelí y varios sectores de la sociedad piden una acción ejemplificadora luego de que un misil cayera hoy por la mañana en el moshav Mishmeret, situado al noreste de Tel Aviv y a unos 80 kilómetros de Gaza. Según el ejército israelí, el artefacto, que tiene un alcance de 120 kilómetros, partió desde la zona de Rafah en el sur de la Franja de Gaza.Tres de los siete miembros de la familia herida en el ataque permanecen hospitalizados.
Desde 2014 no se registraba tan lejos de Gaza el impacto de un misil lanzado desde la Franja. Hace diez días, las sirenas también sonaron en Tel Aviv al detectarse dos misiles lanzados desde el territorio palestino: uno se desintegró en el aire y el otro cayó en una zona deshabitada. En aquella ocasión el ejército respondió bombardeando horas después más de 100 objetivos de Hamás.
También según las autoridades israelíes el misil que cayó hoy fue fabricado localmente por el propio grupo terrorista Hamás, que controla la Franja. “El disparo fue hecho por Hamás y desde una posición de Hamás. Nosotros consideramos a Hamás responsable por todo lo que sucede en Gaza”, dijo un portavoz del ejército.
Por eso, la respuesta israelí no tardó en llagar: poco antes del anochecer, el Ejército comenzó a bombardear objetivos de Hamás en Gaza y confirmó el despliegue de varias unidades en la frontera por si fuera necesaria «una operación terrestre limitada».
Los israelíes aseguran haber golpeado al aparato de inteligencia de Hamas al destruir un edificio de tres plantas en el barrio gazatí de Tzabra «utilizado como cuartel secreto por las fuerzas de seguridad de Hamás y su inteligencia militar y civil».
Hora después del ataque de Hamas, Netanyahu había anunciado que Israel iba a responder con fuerza lo que llamó un «ataque criminal. El primier ministro acortó su visita a Estados Unidos y regresará a Israel tras reunirse con Trump.
Rápidamente Hamas percibió que Bibi preparaba una respuesta contundente y por eso intentó persuadirlo de que ellos no tuvieron nada que ver con el ataque cerca de Tel Aviv. Según información periodística, los líderes de Hamás dijeron a oficiales de seguridad egipcios que el ataque al norte de Tel Aviv había sido un “accidente” y, en lo que debe leerse como un mensaje a Israel, aseguraron que iniciarán una investigación del ataque. Insisten que no dieron la orden.
Sin embargo, el gobierno israelí no les cree. Para ellos, Hamas ordenó el ataque para probar la respuesta israelí durante la campaña electoral para los comicios del 9 de abril.
Esta situación, en las que en vísperas de elecciones haya una escalada militar que luego derive en una guerra contra Hamas, de baja intensidad pero guerra al fin, no es nueva:pasó en antes de los comicios nacionales de 2009 y 2013. Como ahora, también hubo fuertes llamamientos al gobierno para que dé una respuesta contundente.En esas oportunidades lo hizo: todos recuerdan las operaciones de Plomo Fundido (2008-2009) y del Pilar de la Defensa (2012). En ambos momentos se especuló con postergar las elecciones pero no hizo falta ya que los enfrentamientos más graves terminaron con suficiente antelación y no afectaron los procesos electorales.
Después del ataque de Hamas de hoy, el diputado Avi Dichter, presidente del Comité de Defensa y Asuntos Exteriores de la Knesset, dijo que el gobierno no dejará de realizar lo que tenga que hacer “incluso si el precio está posponiendo las elecciones”.
En unas elecciones que se presentan como muy parejas y en el que algunos dudan si Bibi podrá retener el poder, este contexto de violencia puede ser decisivo para inclinar las preferencias de los Israelíes. Y si se hace un rápido análisis sobre a quién le conviene más este escenario no hay lugar para muchas dudas: para enfrentar a Hamas la mayoría de los israelíes confían en Bibi. A esto hay que sumarle la especial capacidad que tiene el primer ministro para moverse en campaña electoral y decir y hacer lo que la “gente” quiere, sobre todo en un tema tan sensible como la seguridad.
Al mismo tiempo, el discurso de campaña a favor de retomar el dialogo con los palestinos del candidato Benny Gantz, el rival de centroizquierda que según las encuestas disputa voto a voto el primer lugar con Bibi, queda, por lo menos, desdibujado en este clima de violencia. Habrá que ver como Gantz hace jugar su exitoso pasado como Jefe de las Fuerzas de Defensa.
Por todo esto, solo resta saber hasta dónde llegará la respuesta israelí. ¿se limitará solo a bombardear objetivos en Gaza o está previsto entrar por tierra a ese territorio? Seguramente para tomar esa decisión Bibi tendrán en cuenta las cuestiones de seguridad pero también a las encuestas. En eso no suele fallar.