La líder escocesa, Nicola Sturgeon, parece dispuesta a ser el principal dolor de cabeza de Theresa May en el frente interno. A pesar de las numerosas recomendaciones de Londres de abandonar la ilusión independentista, el Parlamento escocés se disponía a aprobar ayer por cómoda mayoría la convocatoria a un segundo referéndum para definir si Escocia sigue o no en el Reino Unido, hasta que el incidente terrorista en Westminster forzó la suspensión de la sesión.
Se espera entonces que en los próximos días el Parlamente escocés formalice el pedido de al Parlamento británico para que autorice a Escocia a realizar un nuevo referéndum. Sin embargo, es este último quien tendrá la decisión final sobre la cuestión, donde los conservadores tienen los votos para bloquear la moción y dejar a Escocia sin su segunda consulta. Aunque seguramente fracase en su intento, lo que busca Escocia es salirse del Reino Unido para sumarse a la Unión Europea y evitar las consecuencias del Brexit duro que implementará May.