Autoridades de Malasia encendieron la luz de alerta sobre un eventual involucramiento de Estado Islámico en el conflicto interno de Birmania, en el que el gobierno central está practicando una política de hostigamiento y violencia contra la minoría musulmana rohingya.
La policía malasia confirmó la detención de un ciudadano indonesio, afín a Estado Islámico, que planeaba realizar un ataque en defensa de la comunidad rohingya. Si bien se trata de un episodio aislado, lo cierto es que Estado Islámico está poniendo su atención en el conflicto, al que empieza a ver como una nueva oportunidad de extender su influencia, sobre todo en momentos en los que tanto en Siria como en Irak las batallas están siendo esquivas a los terroristas.
Por otra parte, el gobierno de Aung San Suu Kyi informó a través de una comisión gubernamental especialmente creada para el tratamiento del conflicto con la minoría rohingya, que no se están cometiendo los abusos que la comunidad internacional denuncia. Cabe señalar que Birmania no considera a los rohingya como ciudadanos birmanos, sino como inmigrantes bengalíes, lo que en la práctica tiene múltiples consecuencias, entre las que se destaca la restricción a la libre circulación.
Desde el inicio del conflicto en 2012, se registran más de 150 fallecidos y casi 70 campos de desplazados, con decenas de miles de personas. Recientemente, al menos 30.000 rohingyas fueron desplazados de sus tierras, hacia Bangladesh.
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