François Fillon finalmente, y ante sorpresa de varios, se proclamó candidato de la derecha francesa, al vencer a Alain Juppé en la definición de la interna del espacio, que ya había dejado sin chances a Nicolás Sarkozy.
Con el triunfo de Fillon, se reconfigura el mapa de expectativas de cara a la elección general. La ultraderechista Marine Le Pen, con altas probabilidades de transformarse en presidente según los sondeos previos, sería la más perjudicada, ya que la figura de Fillon transformaría a la derecha francesa en un espacio de centro, con la ultraderecha y el socialismo a ambos costados. Las propuestas de Fillon, de corte liberal, logran captar a muchos votantes que rechazan al socialismo como consecuencia de la gestión de Hollande y que se ven seducidos por Le Pen, pero que en el fondo prefieren una opción más moderada que la líder de la ultraderecha.
Así las cosas, según sondeos recientes y con un socialismo inmerso en una grave crisis de representación interna, Fillon no lograría superar a Le Pen en la primera vuelta, pero sí lo haría con comodidad en la segunda vuelta.
De esta manera, Francia sería otra de las grandes potencias mundiales que giraría a la derecha (aunque no a la versión más extrema), como ya lo hizo Estados Unidos recientemente.
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