Si bien se hizo esperar, Yahya Jammeh, presidente saliente de Gambia y recientemente derrotado en las elecciones, anunció que desconoce el resultado electoral, y afirmó que lo impugnará ante la justicia. Lo más llamativo es que en una primera instancia, Jammeh había reconocido la derrota, sorprendiendo a la comunidad internacional que no esperaba que cediera el poder sin generar conflicto.
Adama Barrow, candidato opositor, se había alzado con la victoria con algo más de 19000 votos de diferencia. En un principio, todo parecía encaminado a una transición pacífica y a una salida del país africano de un régimen autoritario. Sin embargo, ahora Jammeh se aferró al poder y despertó la inquietud de la ONU y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), que envió una misión destinada a resolver el conflicto.
Fuentes locales aseguran que Jammeh ya no tiene poder para forzar una resolución institucional a su favor, pero la realidad de Gambia en los últimos años demuestra que el mandatario muchas veces se ha valido de herramientas contrarias a las instituciones para imponer su voluntad.