Luego de la visita histórica de Shinzo Abe a Pearl Harbor, en lo que fue considerado por la comunidad internacional como un gesto de reconciliación entre comunidades, un acto oficial de la ministra de Defensa japonesa disparó la condena de China y Corea del Sur.
Tomomi Inda, titular de la cartera de Defensa del gobierno japonés, visitó el polémico santuario de Yasukuni en Tokio. Dicho santuario es un homenaje a militares y civiles fallecidos en los últimos conflictos bélicos que enfrentó el país asiático, incluidos cerca de mil militares considerados criminales de guerra. Representantes de los gobiernos chino y coreano del sur manifestaron su repudio, por considerar que con esta visita la ministra Inda no hizo más que destacar el accionar de estos criminales de guerra y reabrir viejas heridas que toda la región intenta dejar en el pasado. Inda, muy vinculada a la derecha militarista japonesa, minimizó la cuestión afirmando que decidió homenajear a todos aquellos que habían luchado por la liberación de la región de la opresión occidental.
En el caso de China, este conflicto se suma a la ya enrarecida relación reciente, desde que Japón decidió darle mayor entidad a Taiwán.