Esta vez el líder norcoreano, Kim Jong-un, subió la apuesta. En un nuevo ensayo lanzó un misil balístico que atravesó cielo japonés, para terminar impactando en el océano Pacífico, a 1200 kilómetros de Hokkaido, la segunda isla más importante de Japón. Desde el gobierno de Corea del Norte insisten en justificar este tipo de acciones en la percepción de una amenaza a sus intereses por parte de Estados Unidos y Corea del Sur.
Si bien es uno más de los reiterados ensayos que Kim viene realizando en los últimos meses, el hecho de haber tocado agua tan cerca de Japón elevó el nivel de alerta en todo el mundo. Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, instó a Corea del Norte a retomar el camino del diálogo. Federica Mogherini, la Alta Representante de Política Exterior y Seguridad Común de la UE, aseguró que el bloque responderá de manera uniforme a la provocación. Por su parte, Emmanuel Macron se ofreció a liderar cualquier tipo de acción que permita detener la escalada de tensión en la región. Trump, como era de esperar, volvió a avisar que su país baraja todas las opciones para resolver el conflicto. Rusia, en palabras de su canciller Sergei Lavrov, instó a Corea del Norte a cumplir totalmente las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
Con este ensayo, Kim Jong-un deja un claro y preocupante mensaje al mundo: desconoce todo tipo de resolución internacional y está dispuesto a tensar cada vez más la cuerda. Que el misil haya sobrevolado territorio japonés es una señal de que el régimen norcoreano ha decidido dar un paso más en esta disputa que mantiene con Estados Unidos y sus socios en la región, Japón y Corea del Sur.