Las tensiones entre Estados Unidos y Corea del Norte llegaron ayer a un punto máximo, cuando la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas dijo que Pyongyang estaba “rogando por una guerra” después de probar un dispositivo termonuclear más poderoso que la bomba lanzada sobre Hiroshima.
“Ha llegado el momento de agotar los medios diplomáticos antes de que sea demasiado tarde”, dijo Nikki Haley durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU. A su vez, pidió a la ONU votar la próxima semana para imponer las sanciones más duras posibles, más fuertes aún que las aprobadas el mes pasado, que prohibieron las exportaciones de mariscos, carbón y hierro desde Corea del Norte.
El representante de China ante la ONU, Liu Jeiyi, reconoció que la situación en la península coreana “se estaba deteriorando constantemente”. Sin embargo, pidió que la crisis sea resuelta “pacíficamente” y aclaró que “China nunca permitirá el caos y la guerra en la península”.
Por otro lado, todo indica que China y Rusia se han asociado una vez más para ofrecer una solución de “dos vías”, que implica que Pyongyang suspenda los ensayos nucleares mientras EE.UU. y Corea del Sur dejen de realizar ejercicios militares conjuntos en la región.