Los reiterados casos de corrupción que vienen teniendo lugar en Rumania desde hace ya varios años, y que afectan a gran parte de la clase política, parecen haber colmado la paciencia de la población. Aunque luego fue retirado por el propio gobierno y reemplazado por un nuevo proyecto de ley, el reciente decreto que despenalizaba la comisión de delitos de soborno y la incursión en conflictos de interés hizo explotar a la población, que se volcó masivamente a las calles a protestar contra el gobierno.
El partido gobernante, el PDS, se encuentra muy afectado ya que su presidente, Liviu Dragnea, fue acusado de fraude electoral y condenado hace dos años, situación por la que no pudo acceder al cargo de primer ministro que había ganado en las elecciones, que quedó en manos de Sorin Grindeanu. Por su parte, el presidente Klaus Iohannis, líder del opositor partido Partido Nacional Liberal, se mantiene al margen y desde el PSD sospechan que junto con el poder judicial están conspirando para complicar la suerte del primer ministro.
La situación de Rumania es seguida muy de cerca por la Unión Europea, organización a la adhirió en 2007.
Leer más: El País / El Mundo / Euronews.