Argentina, Chile y México, todos liderados por gobiernos de izquierda, presentaron candidatos propios para suceder a Mauricio Claver-Carone, en una elección que también contaba con Ilan Goldfajn, candidato propuesto por Bolsonaro y apoyado por Lula de Silva. Goldfajn, el exdirector del Banco Central brasileño y exdirector para el Hemisferio Occidental del FMI, resultó electo el último fin de semana con el apoyo de 17 países.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, lleva años criticando abiertamente a los organismos multilaterales. Sin embargo, vio en el BID una oportunidad para consolidarse como líder de la izquierda latinoamericana. Es por ello que postuló a Alicia Bárcena, quien antes se había desempeñado como secretaria ejecutiva de la Cepal. El rechazo de las autoridades estadounidenses hacia Bárcena derivó en que se retirara de la contienda y fuera reemplazada por Gerardo Esquivel -subgobernador del Banco Central- a una semana de la votación.
En Chile, Gabriel Boric postuló al exministro de Hacienda Nicolás Eyzaguirre. El Gobierno argentino también eligió a una candidata propia, quien se retiró de la carrera pocas horas antes de que los miembros del BID eligieran al nuevo presidente. Así, Eyzaguirre, Esquivel y Goldfajn integraron la terna definitiva. Mientras que el candidato mexicano terminó en tercer lugar con solo el 8,2% de apoyo, Goldfajn se impuso con el 80% de los votos. Cabe considerar que el porcentaje de votos se distribuye en base a las acciones de cada país miembro. Por ejemplo, Estados Unidos tiene 30% del poder de voto, Argentina y Brasil más del 11% cada uno y México poco más de 7%.
Si AMLO, Alberto Fernández y Gabriel Boric hubiesen consensuado un candidato único en calidad de representante de la izquierda latinoamericana, es posible que Goldfajn no hubiese arrasado. La salida de Bárcena hizo muy difícil que los tres gobiernos se definieran por una única figura. En un contexto que recuerda a la marea rosa de la primera década del siglo, con las victorias de la izquierda en Perú, Colombia y Brasil, la elección del BID se perfilaba como una oportunidad para consolidar este nuevo contexto latinoamericano.