Como si no tuviera suficiente con la difícil e incómoda implementación del Brexit, la premier del Reino Unido suma otra complicación de trascendencia: el rechazo popular a la visita de Donald Trump anunciada el último viernes en el encuentro entre ambos mandatarios.
Si bien no hay fecha concreta para tal visita, lo cierto es que su anuncio, sumado a la medida tomada por Trump de prohibir el ingreso de personas provenientes de siete países musulmanes, generó una combinación explosiva en Reino Unido. Miles de personas comenzaron a reclamar que esa visita sea cancelada y ya se juntaron casi un millón de firmas para formalizar el petitorio ante el Parlamento, que con solo 100.000 firmas ya debería darle tratamiento.
Si bien la alianza con Trump es vital para la salud del Reino Unido post Brexit, Theresa May se encuentra en una encrucijada no menor a nivel interno. Deberá estudiar al mínimo detalle el análisis costo-beneficio de esta sociedad, y balancear al máximo los réditos en términos económicos y de posicionamiento internacional con la eventual pérdida de crédito a nivel doméstico ante su propia población.