La batalla por el control del último bastión de la oposición continua intensificándose. Esta vez, seis escuelas y dos jardines de infantes han sido bombardeados por fuerzas del régimen de Bashr Al-Assad y Rusia. Los ataques desoyen las advertencias sobre el hecho de que la situación en la provincia de Idlib constituye la peor crisis humanitaria en la guerra de Siria.
Al menos 22 centros educativos fueron bombardeados desde el 1 de enero. Además, alrededor de 400 civiles han muerto desde que las fuerzas que responden a Assad y sus aliados iniciaron la ofensiva sobre el noroeste de Idlib en diciembre.
Turquía ha movilizado más de diez mil tropas hacia el norte de Siria para intentar hacer cumplir la desescalada del conflicto acordada con Rusia en 2018. Desde Ankara insisten en que las fuerzas del presidente sirio se retiren hasta la línea de alto al fuego previamente establecida. Actualmente, la frontera de Turquía se encuentra cerrada para el ingreso de refugiados y cientos de miles de personas que abandonaron sus hogares pasan el invierno en condiciones más que inadecuadas.
Erdoğan ha intentado celebrar una cumbre que reúna a los líderes de Rusia, Francia y Alemania para resolver la persistente escalada de la violencia en Siria. No obstante, la negativa del Kremlin a sentarse a la mesa hace imposible cualquier negociación.