El rey marroquí, Mohamed VI, parece decidido a pelear por la consolidación del liderazgo de Marruecos en todo el continente. Para cumplir con ese objetivo, ha venido realizando numerosas campañas diplomáticas por todo el continente, promocionando a su país y tratando de instalarlo como líder económico y religioso del continente.
Su competidor es su vecino, Argelia. Este país, aunque actualmente atraviesa dificultades económicas producto de los precios del petróleo que produce, no dudó en activar su diplomacia para cuidar el vínculo que mantiene con los principales países de África.
El rol clave aquí lo jugará la Unión Africana de países, de la cual Marruecos dejó de formar parte hace más de tres décadas por el reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) por parte de la por entonces Organización para la Unidad Africana. La RASD es un territorio incluido formalmente en la geografía de Marruecos que viene trabajando por su reconocimiento internacional como estado independiente. El rey Mohamed VI está decidido a regresar a la Unión Africana, y desde adentro luchar para expulsar a la RASD, lo que sería un golpe letal a la lucha de estos por lograr su reconocimiento.
En la UA y en la situación de la RASD estará el destino de los planes de Marruecos por posicionarse como líder continental. Seguramente logre su regreso a la UA, pero no es cierto el desenlace sobre la expulsión de la RASD, ya que es un tema que divide fuertemente a los países africanos y que seguramente será utilizado por Argelia para socavar el poderío marroquí.
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