La política implementada por la Unión Europea, con Alemania a la cabeza y Francia como principal aliado, definitivamente fracasó. La idea de establecer cuotas para la recepción de refugiados entre los países miembro nunca dio mayores resultados, y ayer quedó finalmente confirmado su fracaso.
Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia, agrupados en el Grupo de Visegrado, lograron que la Unión Europea desestimara la imposición que habían recibido hace más de dos años, que los obligaba a recibir una determinada cantidad de refugiados llegados al continente desde el sur. En su momento, manifestaron su absoluto rechazo y mantuvieron su postura a pesar de los embates de Alemania y Francia para que aceptaran la medida. Ahora, en la última cumbre europea del año, el fracaso de la medida en los países que la implementaron llevó al bloque a reconocer que los países de Europa del Este tenían razón.
A partir de ahora, Europa deberá definir una nueva alternativa para hacer frente a un problema que lejos está de solucionar y que cada vez generará más rispideces entre los países miembro. Y también deberá tomar nota de que cuatro países chicos, con autoridades muy afines a ideas proteccionistas y nacionalistas, pudieron ir contra los ideales que el bloque pregona y no sucumbir en el intento.