Una horda de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro asaltó los edificios del Congreso, la Presidencia y el Tribunal Supremo en Brasilia. Los manifestantes exigían una intervención militar para remover a Lula da Silva de la presidencia al cumplirse una semana de su asunción. Miles de personas caminaron nueve kilómetros desde el Cuartel General del Ejército, donde acampan desde que Bolsonaro fue derrotado en las urnas, hasta la plaza de los Tres Poderes.
Las fuerzas de seguridad han detenido al menos a 260 personas que, vestidas con camisetas amarillas y verdes, irrumpieron en los edificios de los poderes públicos negándose a aceptar la victoria de Lula en las elecciones celebradas en octubre pasado. Aunque la policía recuperó el control de los edificios, aún se registran algunos enfrentamientos entre las autoridades y los manifestantes en las zonas aledañas a la plaza.
El presidente brasileño ordenó una intervención federal en Brasilia y el Distrito Federal para asumir el control de la seguridad pública hasta al menos el 31 de enero. Para el mandatario, la Policía Militar de Brasilia no cumplió con su cometido de garantizar la seguridad ni proteger a las instituciones federales. También declaró que todos los atacantes y quienes los estén financiando serán identificados y juzgados. Asimismo, acusó a Bolsonaro de estimular el triple asalto desde Estados Unidos.
El expresidente respondió a las acusaciones alegando que no hay pruebas en su contra y repudiando la irrupción en los edificios públicos. Los gobernadores aliados a Bolsonaro ya habían condenado el ataque antes que éste se expresara vía redes sociales. A su vez, el jefe del Partido Liberal -Valdemar Costa Neto- buscó distanciar a la fuerza política que llevó a Bolsonaro a la presidencia de los hechos cometidos en las últimas horas.
Las imágenes difundidas muestran a los manifestantes destruyendo el mobiliario y las instalaciones de los edificios donde funcionan los tres poderes del Gobierno federal. Resulta inevitable el paralelismo con el asalto al Capitolio de Washington liderado por seguidores de Donald Trump, ocurrido el 6 de enero de 2021. Tanto Bolsonaro como Trump cuestionaron sus derrotas y ambos se han recluido en Florida tras sus respectivas salidas del Ejecutivo. En ambos casos, las redes sociales jugaron un rol central en la convocatoria de manifestantes y en la incitación a la violencia.