Según el mismo Presidente del Consejo de Ministros de la República Italiana, Mateo Renzi, si el resultado del referéndum sobre la reforma constitucional que él promueve le es esquivo, “se va a la casa”. Cuando asumió, Renzi se propuso tres reformas centrales: la laboral, la electoral y la constitucional. Exitoso en las primeras dos, Renzi redobló la apuesta y fue por la tercera, que consiste en eliminar el “bicameralismo perfecto” del poder legislativo italiano.
Este sistema, vigente desde hace medio siglo, confiere igualdad de poderes a la Cámara de Senadores y a la de Diputados. En el sistema parlamentarista italiano, esto redunda en eventuales dificultades para el manejo del poder central por parte del primer ministro (las cámaras tienen serias dificultades para ponerse de acuerdo en la sanción de leyes), y sobre todas las cosas en gran inestabilidad para los ejecutivos (de hecho, Italia ha tenido en el último medio siglo casi un gobierno por año y ninguno ha concluido los cinco años de la legislatura). Entonces, para resolver estas cuestiones, Renzi propuso limitar a la Cámara de Senadores a un rol casi decorativo, y que pone en manos de la Cámara de Diputados la suma del poder de legislar. Su reforma fue aprobada por los legisladores, pero no con la mayoría necesaria para evitar el referéndum.
Más allá de que finalmente Renzi cumpla con su promesa de “irse a la casa”, lo cierto es que el próximo domingo 4 de diciembre someterá su tercera apuesta, la más ambiciosa y la más rutilante para la historia de Italia como república, a la voluntad popular. Y los sondeos previos no le son favorables, aunque si considera el referéndum por el Brexit y las elecciones de Estados Unidos tendrá más de un motivo para mantener la esperanza.
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http://internacional.elpais.com/internacional/2016/11/28/actualidad/1480354825_763930.html
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