Un tribunal ruso condenó al dirigente opositor y periodista ruso Vladímir Kara Murzá a 25 años de prisión. Fue declarado culpable de traición y denigración del Ejército ruso. El activista estaba en prisión preventiva desde hace un año y sobrevivió a envenenamientos en dos ocasiones.
Murzá rechazó los cargos que se le imputan -que considera políticos- y comparó los procedimientos judiciales en su contra con los juicios espectáculo durante el stalinismo.
En su declaración final de la semana pasada, el dirigente aseguró que «no se arrepiente de nada» y que sigue estando orgulloso de haberse enfrentado a la «dictadura» del presidente ruso Vladimir Putin y a su decisión de enviar tropas a Ucrania.
Es la primera vez que alguien es condenado por traición por hacer declaraciones que contienen información disponible públicamente. Se trata de otro hecho de represión a la oposición en medio de la guerra en Ucrania.
En el juzgado, la embajadora británica Deborah Bronnert calificó esta sentencia de Kara-Murza como “impactante”. Su homólogo estadounidense dijo que el veredicto fue un intento de “silenciar la disidencia en este país”.