La guerra entre el presidente, Salva Kiir, líder de la mayoría dinka, y su vicepresidente, Riek Machar, de la etnia nuer, está acabando con el estado más joven del mundo, Sudán del Sur. El enfrentamiento étnico-político, además, intensifica los otros problemas que tiene la nación, como la severa crisis económica, la escalada interminable de los precios de la comida y los problemas de la producción agraria.
Según informes oficiales, cerca del 40% de la población necesita ayuda de manera urgente, 100.000 corren riesgo de hambruna y más de 270.000 niños sufren desnutrición severa. En este marco, la Comisión Europea destinó 82 millones de euros para hacer frente a la dramática situación, con especial énfasis en alimentos, agua, cuidados médicos y nutrición, servicios sanitarios e higiene.
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