Socialistas y populares, las fuerzas mayoritarias del Parlamento europeo, decidieron ir con su propio candidato a la próxima votación del recinto, que elegirá al nuevo presidente de la cámara.
Hasta ahora, en la previa de las sucesivas elecciones ambas fuerzas habían logrado un entendimiento, en una especie de coalición, que hacía que la elección fuera una mera formalidad. Pero esta vez el acuerdo se rompió. El detonante, la acusación por parte del líder del Partido Popular Europeo de que los socialistas no estaban apoyando a su candidato, Antonio Tajani, abriéndose de ese entendimiento que había reinado durante años y que proponía alternancia para la titularidad de la cámara. Para apoyar su afirmación, Weber mostró un documento de 2014, en el que se plasmaba el acuerdo.
Esta situación da un gran protagonismo a las fuerzas más pequeñas, ya que ante la paridad entre las fuerzas mayoritarias, sus votos serán vitales para torcer la historia hacia uno u otro lado. La elección final será entre Tajani, y el candidato de los socialistas, Gianni Pittella. Si luego de tres votaciones que podrán consagrar al elegido por mayoría absoluta no hay un ganador, se hará una cuarta que lo determinará por mayoría simple. Es ahí donde los partidos minoritarios jugarán un rol clave.
Esta situación se da en un momento muy delicado de Europa, donde la amenaza rusa y la incertidumbre que genera el Estados Unidos de Trump exigen que las fuerzas políticas europeas estén más unidas que nunca antes.
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