Donald Trump parece apurado por plasmar lo antes posible en medidas concretas sus principales anuncios de campaña. La primera medida rutilante, más de forma que con consecuencias inmediatas, fue el decreto que ponía en stand-by los gastos asociados al Obamacare. Luego, confirmó la salida de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico. Y ahora, llegó el momento de la inmigración. Trump firmará el decreto que dispara la construcción del muro en la frontera sur de Estados Unidos y el que dispone la restricción de ingreso a personas provenientes de países con mayoría musulmana.
Lo llamativo, o no, es que Trump hace este anuncio horas antes de que una delegación mexicana, encabezada por los ministros de Economía y de Relaciones Exteriores, visite Estados Unidos para tener una ronda de reuniones con funcionarios de Trump, y días antes de que el propio Trump se encuentre con Peña Nieto.
México es el país más afectado por el huracán Trump. Con sus medidas, el magnate hirió de muerte el TPP y el NAFTA, y dio un giro de 180 grados a la inmigración mexicana a Estados Unidos, todas medidas que impactan de lleno en la gestión de Peña Nieto.
Habrá que ver cómo se reacomoda México en el escenario mundial. Por lo pronto, Canadá ya dejó claro que priorizará sus intereses y su vínculo bilateral con Estados Unidos por sobre el sostenimiento del NAFTA.
En lo que hace al rechazo de personas provenientes de “países conflictivos” (así se refirieron a la cuestión fuentes gubernamentales), la medida ya despertó el rechazo de la comunidad islámica y preanuncia un nuevo conflicto para Estados Unidos, que deberá fortalecer sus fronteras más que nunca en días en los que el terrorismo islámico está fuera de control.