En una operación militar contundente, la Fuerza Aérea israelí bombardeó territorio sirio durante la madrugada de hoy. Se trató de una respuesta directa a los cuatro cohetes iraníes lanzados contra Israel desde Siria.
El bombardeo israelí a posiciones de la Fuerza al Quds (de los Guardianes de la Revolución de Irán) dejó 23 muertos, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Un golpe durísimo para Irán, Siria y hasta para Putin.
Con este ataque, Israel les envió a todos ellos varios mensajes. El primero es el más directo y es para todos: Israel no permitirá ataques como el que sufrió el martes cuando misiles lanzados por las fuerzas chiítas buscaron golpear a las comunidades del norte de Israel. Si no hubieran sido interceptados por el sistema “Cúpula de Hierro”, quizás estaríamos hablando de muertos civiles israelíes.
“Responderemos con fuego a cualquiera que intente hacernos daño”, advirtió Bibi quien directamente responsabilizó a Irán y Siria de la escalada. “Las reglas han cambiado, quien ataque a Israel no podrá dormir tranquilo, nadie es inmune”, se sumó el cada vez más activo ministro de Defensa, Naftali Bennett.
El segundo mensaje es el mismo que Israel viene repitiendo desde que Rusia e Irán se consolidaron como los grandes ganadores de la brutal guerra en Siria cuando Obama decidió retirarse de Medio Oriente. No existe ninguna posibilidad que el gobierno de Israel permita que los iraníes (soldados o instalaciones militares) se instalen en territorio sirio. Sería dramático para Israel, desde el punto de vista de la seguridad de sus ciudadanos, que eso ocurra.
Por eso, con esta contundente respuesta, Bibi le está advirtiendo también al gobierno de Assad y a Putin que controlen en serio las operaciones de los iraníes en Siria. Eso le había prometido el presidente ruso hace unos meses. Putin le dijo a Netanyahu que no permitiría que los grupos chiítas que responden a Irán se establecieran allí. Parece que no cumplió.
No es la primera vez que Israel hace lo que hizo hoy, es decir no dejar que Irán se mueva impunemente en Siria. Parece que Bibi, a pesar de su inestabilidad política interna, no tiene problemas ni miedo en escalar el conflicto con Irán que, hay que decirlo, podría terminar en una guerra (hoy hubo varios muertos iraníes). Tampoco le preocupa desafiar a Putin a quien no le debe gustar que Israel, con sus ataques, desestabilice siria.