Mientras Barcelona y el mundo seguían conmovidos por el arrollamiento de varias decenas de personas en el centro de la ciudad, que generó la muerte de 13 de ellas, terroristas referenciados en Estado Islámico provocaron un segundo atentado a poco más de 100km, en la ciudad de Cambrils.
Los atacantes utilizaron la misma modalidad que los de Barcelona, y arrollaron a 6 personas, matando a una de ellas. La policía local logró acabar con cinco de ellos, a los que asesinó instantes después del episodio.
Cataluña, España y Europa se encuentran en máxima alerta. Información de inteligencia de las fuerzas locales había advertido sobre la posibilidad de un ataque inminente. Ahora las autoridades de seguridad están tras los rastros de al menos un terrorista más, que habría escapado luego del siniestro cometido en la Plaza Central de Barcelona.
Estado Islámico dice presente luego del atentado de Manchester y muestra una imagen que contrasta fuertemente con su realidad en Medio Oriente: los combates en Irak y Siria prácticamente han terminado con el poder que el grupo supo sostener durante meses en la región. Sin embargo, yihadistas inspirados en sus valores continúan dándole vida, cumpliendo la misión de sembrar el terror en el mundo con modalidades poco sofisticadas pero no por eso poco efectivas.
El mundo se encuentra ante una situación de suma vulnerabilidad. Combatir a Estado Islámico en su lugar de origen es infinitamente más sencillo que combatir a miles de jóvenes que, integrados a la sociedad, en cualquier momento pueden dar rienda suelta a su extremismo y provocar catástrofes como la de ayer en Barcelona.
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