No dejó dudas. Por si alguien tenía sospechas sobre cómo se relacionará Estados Unidos con el mundo a partir de hoy, Donald Trump se encargó de clarificar la cuestión: “Estados Unidos primero, Estados Unidos primero”.
En línea con el mayor cuestionamiento que le ha hecho a la administración Obama, el hecho de preocuparse más por lo que pasaba de las fronteras hacia afuera que de las fronteras hacia adentro, Trump fue contundente al afirmar que “hay que comprar productos estadounidenses y contratar trabajo estadounidense”. Apelando a un proteccionismo extremo, poco común en la clase política de Estados Unidos, Trump pisó fuerte en sus primeras horas como presidente.
Una constante durante todo el discurso fue el protagonismo del pueblo. Toda intención anunciada hacía foco en el pueblo. La máxima expresión de esta situación fue “vamos a quitarle el poder a Washington y devolvéroslo a vosotros, el pueblo americano”. Semejante crítica a la clase política sería impropia de cualquier otro presidente. Pero Trump es un caso extraño: es presidente de la mayor potencia del mundo sin pertenecer a la clase política y sin ser parte (más que formalmente) de un partido político.
“A partir de ahora, será ‘América primero’. Cada decisión que tomemos en comercio, impuestos, inmigración, asuntos exteriores se tomará en beneficio de los trabajadores americanos y de las familias americanas”. Estas oraciones sintetizan las intenciones de Donald Trump como presidente. Todo aquel que quiera conjeturar sobre cómo serán los próximos cuatro años del mundo con Trump presidente de Estados Unidos, encontrará en esas oraciones la manifestación más concreta de sus intenciones. Sin embargo, del discurso a las acciones hay una distancia. Probablemente lo más interesante de cara al futuro sea confirmar en qué medida logrará aplicar sus ideas, muchas de ellas contrarias con lo que Estados Unidos ha venido ejecutando a lo largo de la historia, bajo gobiernos republicanos o demócratas. ¿Logrará Trump sortear al poder histórico de Estados Unidos, que marca una línea de acciones independientemente del color del gobierno? Esa es la gran cuestión. Lo que está claro es que si alguien puede romper con eso, esa persona es Donald Trump.