Probablemente en una movida cuyo único objetivo sea no modificar la situación, Nicolás Maduro decidió el reemplazo del ahora expresidente del Banco Central, Nelson Merentes, por Ricardo Sanguino.
La situación económica y financiera de Venezuela es cada vez más compleja. La caída del PBI del 18% y la inflación rondando el 800% durante 2016 lo confirman. La reciente crisis en torno a los billetes de 100 bolívares y la acusación de Maduro a “mafias” cambiarias que operan en la frontera pusieron a la gestión de Merentes más en la cuerda floja de lo que ya estaba. Sin embargo, Venezuela justamente no es un país que se caracteriza por la independencia de su Banco Central, como indican los manuales, por lo que es imposible separar la mala gestión de Merentes de la administración Maduro.
La designación de Sanguino, un inexperto en temas macroeconómicos y monetarios, deberá ser refrendada por el Parlamento. Sin embargo, como el Tribunal Supremo declaró a la Asamblea Nacional en desacato, será el propio Tribunal Supremo el que lo confirme.