Los tres magistrados del Tribunal de Porto Alegre que debían expedirse sobre la condena impuesta a Luiz Inácio Lula da Silva impuesta por el juez Sergio Moro por delitos de corrupción fueron lapidarios con el líder del Partido de los Trabajadores: no solo la confirmaron, sino que además la aumentaron a 12 años.
En Brasil, una persona condenada en segunda instancia no puede ser candidato a elecciones generales, por lo que esta ratificación de la condena deja a Lula en una delicada situación de cara a las elecciones de octubre, para la que lidera cómodamente las encuestas.
Desde el PT ya anunciaron que pondrán en práctica todas las herramientas y artilugios legales para sortear esta situación. Lula, por su parte, se victimizó y se comparó con Nelson Mandela. Lo cierto es que Brasil, que ya viene arrastrando un largo periodo de inestabilidad política, queda en un limbo de consecuencias difícil de predecir: decenas de millones de brasileños quieren votar a un candidato que, por ahora, no podrá presentarse y probablemente acabe en la cárcel.