Por Damián Szvalb / @DamianSz.
Dos de las máximas figuras políticas del gabinete israelí han dejado muy debilitado al primer ministro Bibi Netanyahu. Primero fue Avigdor Lieberman quien renunció a su cargo de Ministro de Defensa criticándolo muy fuerte y exigiéndole que adelante las elecciones. Bibi no quiere que se vote ahora porque cree que más allá de la salida del partido de Lieberman puede seguir manteniendo la coalición con 61 escaños.
Pero para sostener el gobierno deberá pagar un costo político altísimo. Naftali Benet, líder del partido Casa Judìa, le dio el segundo golpe con un ultimátum: o lo nombra ministro de Defensa o también saca a su partido del gobierno ocasionando su caída. Así las cosas, Bibi tendrá que optar entre dos malas decisiones: o adelanta elecciones o capitula ante las presiones de uno de sus socios de coalición.
Lieberman fue particularmente duro con Bibi. Al anunciar su renuncia dijo que al aceptar la tregua, Bibi se rindió ante el terrorismo. «No puedo seguir en mi cargo de ministro de Defensa, no puedo mirar a los ojos de las familias del sur que viven en manos de Hamás (…). Israel Beitenu se retira inmediatamente de la coalición». Lieberman también dijo que su decisión también obedece a su desacuerdo con la decisión de la semana pasada de Netanyahu de permitir la entrada en Gaza de 15 millones de dólares para pagar salarios de funcionarios de Hamás. “Hay que entender dónde va a ir a parar; va a las familias de los terroristas, que todo el tiempo están intentando atacar a Israel, a nuestros soldados y nuestras familias. Estamos dando a los terroristas dinero en efectivo en Gaza. Esto no puede continuar».
Frente a la renuncia de Lieberman, la primera reacción del Likud había sido anunciar que Netanyahu mismo se hará por el momento cargo de la cartera de Defensa y asegurar que «no hay necesidad de celebrar elecciones en este momento con problemas de seguridad«. Pero Bennett le complicó sus planes.
Las próximas horas serán decisivas ya que de una forma u otro el ala más dura del arco político israelí va a ganar fuerzas ya que tanto Lieberman como Benett vienen presionando para que Bibi decida una fuerte y contundente intervención militar por tierra en la Franja de Gaza. Creen que es la única forma de terminar con Hamas. Bibi es prudente y se niega ya que eso tendría gravísimas consecuencias humanitarias, tanto para civiles palestinos que son usados como escudos por Hamas como para los soldados israelíes. Frente a esto lloverían una vez más las condenas internacionales.
Por eso, si hay elecciones en medio de este clima de inestabilidad en el sur de Israel, Lieberman o Benett pueden captar el voto de muchos israelíes cansados e indignados por los ataques de Hamas. Si la coalición se mantiene, Benett como ministro de defensa podrá también endurecer la postura del gobierno. Tendrá mucho poder porque Bibi dependerá de él para mantenerse como primer ministro.
Sin duda este es un desafió inesperado para Bibi quien ya ha demostrado capacidad política para superar crisis. ¿Podrá hacerlo esta vez?