El oficialismo ecuatoriano se encuentra frente a una grave fractura interna, luego de que el movimiento Alianza País cesara a Lenín Moreno como presidente de la formación. En su lugar fue nombrado el exministro de Exteriores Ricardo Patiño, seguidor del anterior presidente, Rafael Correa.
Fue el propio Patiño quien anunció la decisión en una rueda de prensa en la sede central de Alianza País, en la que acusó a Moreno de no haber mantenido la “coherencia política” con el movimiento y favorecer personas o grupos opositores. “La decisión que se tomó fue unánime”, dijo Patiño al confirmar el voto afirmativo de los 22 miembros del consejo directivo.
Patiño calificó a Moreno como un “enemigo de la revolución ciudadana” y anunció el regreso del expresidente Correa para “acompañar” el proceso de reordenamiento. Entre las razones que el movimiento argumentó para deponer a Moreno está la convocatoria de una consulta popular para eliminar algunos proyectos aprobados por el Ejecutivo de Correa, como la reelección indefinida.
La crisis también se vió potenciada por las graves acusaciones de corrupción que le endilga la oposición al vicepresidente Jorge Glas, aliado de Correa, actualmente en prisión preventiva por el caso de los sobornos millonarios de la constructora brasileña Odebrecht.
Poco después de la conferencia, en una breve declaración desde el presidencial Palacio de Carondelet, ministros desconocieron el cese de Moreno, que calificaron como una “tamaña arbitrariedad” que no representa el “sentir” de las bases del partido.