La novedad más saliente del encuentro que Donald Trump y Vladimir Putin mantuvieron el viernes en la cumbre del G20 fue el consenso entre ambos para que el domingo comenzara un cese de hostilidades en Siria. Sin embargo, el acuerdo duró poco: grupos rebeldes derribaron un avión caza del ejército sirio y fuerzas oficiales habrían bombardeado a milicianos.
El regreso de los ataques no sorprende, aunque sí lo hace que un acuerdo entre las dos máximas figuras de la política internacional de hoy dure apenas 48 horas. La situación demuestra que el pacto entre rusos y estadounidenses fue más una formalidad que una realidad, o bien que ninguno de los dos está en condiciones de controlar al bando que apoya (rebeldes en el caso de Estados Unidos y gobierno sirio en el caso de Rusia). Cualquiera de las dos opciones es negativa, y deja a Siria en una situación aún más delicada.
En lo que hace al vínculo entre Estados Unidos y Rusia, queda claro que la relación entre sus respectivos líderes dista mucho de ser la mejor, por más que ambos intenten mostrarse conciliadores y con espíritu colaborativo.
Leer más: El Mundo.