Donald Trump debió dejar caer su iniciativa para reemplazar el Obamacare. En la sesión del martes, su plan de salud recibió el rechazo de la cámara de senadores local. Lo llamativo es que varios legisladores republicanos contribuyeron a echar por tierra las esperanzas del presidente de cumplir una de sus promesas de campaña: eliminar el sistema de salud emblema de su antecesor. Si bien la semana entrante se realizará una votación final, nada indica que Trump salga airoso de la misma.
En un principio, Trump intentó la derogación de la norma, pero no obtuvo más que el rechazo del Congreso. Entonces, comenzó a barajarse la posibilidad de derogar algunas partes y reformar otras, algo que en el seno de los republicanos tampoco prosperó. En los últimos días se volvió a la idea inicial de la derogación, que chocó ayer con la voluntad de algunos legisladores republicanos.
El plan Trump, ahora, es “dejar morir al Obamacare”. El presidente confía en que los inconvenientes operativos del sistema vigente acabarán presionando a la dirigencia política para que determine su reemplazo. Por el momento, no es más que un nuevo fracaso de Trump.
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