En una peligrosa escalada en las tensiones en Medio Oriente, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, acusó a Irán de una “agresión militar directa” al suministrar misiles a los rebeldes hutíes en Yemen.
Bin Salman vinculó a Teherán –su rival regional más directo- con el lanzamiento de un misil balístico lanzado desde Yemen hacia el aeropuerto internacional de la capital saudita (Riad) el sábado. El misil fue interceptado y destruido.
“La participación del régimen iraní en el suministro de sus milicias hutíes con misiles se considera una agresión militar directa”, dijo el príncipe el martes durante una conversación con el secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, según la agencia de prensa estatal saudí.
Bin Salman luego añadió que la medida “puede considerarse un acto de guerra contra el reino”, a lo que Irán contestó que eran acusaciones infundadas y provocativas. Desde la óptica saudita, los rebeldes, que pertenecen a la rama zaydí del Islam chiíta, son agentes iraníes encubiertos.
En respuesta, Arabia Saudita reforzó su bloqueo sobre Yemen, ordenando el cierre de todos los puertos y el aterrizaje de todos los vuelos humanitarios, una medida que amenaza con exacerbar una crisis ya devastadora en el país producto de la guerra que comenzó en 2015.
Por su parte, el presidente iraní, Hassan Rohani, respondió a esta situación con una solapada amenaza: «Conocen el poderío y el lugar de la República Islámica. Gente más poderosa no pudo hacer nada contra el pueblo iraní», aseguró ante sus ministros en clara referencia al régimen saudí.
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