La situación en Venezuela es cada día más delicada. La oposición ya habla de “golpe de estado” y buena parte de la comunidad internacional está condenando fuertemente la disolución de facto de la Asamblea Nacional. Sin dudas, sería una extraña modalidad de golpe de estado, porque el Poder Ejecutivo, contra quien generalmente se realiza un golpe de estado, es quien lo ejecuta contra otro de los poderes del estado.
Lo cierto es que Maduro esta vez ha ido demasiado lejos, probablemente acorralado por la crecientemente conflictiva situación de su país: una inflación galopante, señales de crisis humanitaria y una feroz disputa por el poder entre el oficialismo y la oposición. Habrá que ver qué papel adopta la comunidad internacional, en especial los países con más peso dentro de Naciones Unidas. Por lo pronto, así las cosas, Luis Almagro, Secretario General de la OEA, cuenta con el argumento que le faltaba para activar la cláusula democrática que suspenda a Venezuela en el organismo.
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