El primer ministro japonés, Shinzo Abe, visitó este martes Pearl Harbor, la base naval estadounidense en Hawái que Japón atacó en diciembre de 1941, precipitando la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
Abe fue recibido por el presidente estadounidense Barack Obama. Se trató de un gesto de reconciliación de estas dos potencias militares que se enfrentaron en la II Guerra Mundial, y que hoy son aliados en la región del Pacífico.
«El horror de la guerra nunca debe repetirse. Quisiera expresar esta promesa para el futuro y el valor de la reconciliación (entre Japón y Estados Unidos) junto al presidente Obama», dijo Abe.
La visita de Abe tiene un alto contenido simbólico. En mayo, Obama visitó Hiroshima, la ciudad japonesa donde EE UU lanzó la primera bomba atómica en agosto de 1945. En Pearl Harbor, Abe, como Obama en Hiroshima, no prevé pedir perdón.
Obama ha intentado durante estos ocho años redirigir hacia Asia las prioridades geoestratégicas de la primera potencia, y en este esfuerzo la alianza con Japón es la piedra angular. Para Abe, es un gesto que consolida la alianza de casi siete décadas con Estados Unidos ante el ascenso de China. El premier japonés fue el primer jefe de Gobierno extranjero en reunirse con Donald Trump tras la victoria en las elecciones del 8 de noviembre.
El 20 de enero, EE UU tendrá a un presidente que llega el poder con la bandera del nacionalismo y que ha puesto en duda algunas de las alianzas.
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