Pedro Pablo Kuczynski, presidente del Perú, logró finalmente superar el pedido de destitución que había impulsado el Congreso unicameral de Perú: no se llegó a los 87 votos necesarios para declarar la vacancia presidencial por “incapacidad moral permanente” de la que había sido acusado por la oposición encabezada por el fujimorismo, que domina el Parlamento.
Finalmente, el pedido de destitución logró 78 votos, mientras que 19 legisladores votaron en contra y 21 se abstuvieron. El resultado marcó la derrota del Frente Popular (FP), el partido populista de derecha que lidera Keiko Fujimori -hija del detenido ex presidente Alberto Fujimori-, que tiene mayoría simple propia en el Congreso pero no los dos tercios necesarios para destituir al jefe del Estado.
Una de las razones para el fracaso de la iniciativa está vinculado con la sucesión presidencial: el oficialismo advirtió que ninguno de los vicepresidentes, Martín Vizcarra y Mercedes Aráoz, estaban dispuestos a suceder a Kuczynski, por lo que, en ese caso, debía asumir el presidente del Congreso, Luis Galarreta, del fujimorista FP, y convocar a elecciones en un plazo de un año.
La posibilidad de que el fujimorismo retuviera el poder total en el Congreso y además sumara la presidencia transitoria hizo dudar a partidos que, en el pasado, fueron duros críticos del régimen fujimorista en los noventa. Por otro lado, el hermano menor de Keiko, Kenji, se negó a apoyarla y prefirió mantener a Kuczynski para negociar el indulto a su padre, ya muy avanzado.
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