No es sorpresa que Jorge Bergoglio, el papa argentino, no sea partidario de las medidas de Donald Trump. Lo que sí puede sorprender es que implemente acciones concretas en oposición al presidente de Estados Unidos. Por estas horas, el Papa está organizando un evento conjunto con obispos de Estados Unidos y de México, a realizarse en Estados Unidos, con el objetivo de repudiar fuertemente la construcción del muro propuesto por Donald Trump.
Estados Unidos es un bastión del apoyo político al Papa Francisco en la interna de la Iglesia Católica. Los obispos de ese país fueron actores clave en la votación que lo consagró en 2013. No es extraño, entonces, que Bergoglio aproveche esta relación para meterse de lleno en una polémica que no puede serle indiferente, pero a la que tampoco está obligado a sumarse de manera tan contundente.
Surgen dos cuestiones interesantes a seguir de cerca. Una, ver cómo Trump reacciona ante esta intromisión directa del papa Francisco en la discusión sobre el muro, cuestión que ya generó mucho repudio a nivel local en Estados Unidos. La otra, el comportamiento de los legisladores estadounidenses ante el involucramiento del Sumo Pontífice en la cuestión, luego de que lo recibieran extraordinariamente bien durante su visita en 2015, en la que de hecho se dirigió a ellos en un recordado discurso en el Capitolio.