Inmerso en escándalos de corrupción y debilitado por una crisis económica profunda, el presidente interino de Brasil, Michel Temer, está alcanzando niveles históricos de desaprobación. Una encuesta publicada ayer por la encuestadora de opinión Ibope informó que su imagen negativa es del 77 por ciento, mientras la positiva cayó al 3 por ciento.
Estos números –resultado de consultas a 2000 ciudadanos en todo el país- ubican a Temer en una posición frente a la opinión pública incluso peor que la del presidente brasileño más desaprobado del período democrático que se inició en 1985, José Sarney. En diciembre pasado, la reprobación era del 46 por ciento y subió sostenidamente hasta alcanzar el 77 por ciento actual.
Vale recordar que Temer –que asumió su cargo luego de la destitución de Dilma Rousseff- está siendo acusado de corrupción en pleno ejercicio de su mandato. Cuatro meses atrás, la Procuraduría General lo denunció por “corrupción pasiva” en el marco de la causa Lava Jato, tras ser grabado hablando del pago de presuntos sobornos con el zar de la carne Joesley Batista.
A su vez, ese mismo organismo lo señaló como uno de los jefes de una “organización delictiva” que utilizó a Petrobras, la Caixa Económica y otras empresas estatales para cobrar unos 175 millones de dólares. Temer en todos los casos sigue repitiendo que es inocente y que las acusaciones son “ridículas”.
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